De visita por Benissanet

Patricia FortuñoPor Patricia Fortuño

En el año 2003 visité Benissanet mientras estudiaba en Madrid. Desde pequeña mi abuelo me contaba sobre los orígenes de nuestra familia y su viaje a ese remoto pueblo en las afueras de Tarragona. Me contó que cuando estuvo allí con mi abuela y mis tías, a principio de los años 70, fue directo a buscar el cura del pueblo, dirigido por la guardia civil de Franco, para preguntar sobre los documentos de nuestra ascendencia familiar, ya que en aquella época los archivos familiares los guardaban en las iglesias.  Desgraciadamente no tuvo acceso a los documentos porque la iglesia había desaparecido en un fuego.

Así que años después cuando visité Benissanet, en vez de buscar una iglesia o párroco, fui directo al bar del pueblo, ya que es ahí donde hoy en día vamos para enterarnos de las historias y de una vez tomarme una cañita después del largo viaje. El señor que me atendió, extrañado de ver turistas me preguntó de dónde venía. «De Puerto Rico» le respondí seguido de mi nombre «vengo a conocer el pueblo de mis antepasados.

Me dió la caña e inmediatamente hizo una llamada. Me contó que los hermanos Fortuño eran tres y que viajaron al Caribe, a la isla de Puerto Rico. El Sr. Baltasar Fortuño, médico, había hecho buen dinero en la Isla y regresó a Benissanet con su esposa, no pudieron tener hijos. Con el tiempo Baltasar invirtió parte de su dinero en construir un hospital para transeúntes en Benissanet. Frente al hospital hay una placa que lee ‘Para el poble de Benissanet, de Baltasar Fortuño’.

Al ratito de estar en el bar, llegó un grupo de personas. Me abrazaron y me contaron que son los herederos de Baltasar. El Sr. que me atendió en el bar es el esposo de la nieta de quien fue el capataz de Don Baltasar en Benissanet. Ahí me enteré que nuestro tío tatarabuelo, al fallecer sin herederos, le dejó su fortuna al capataz y su familia. Éstas personas casi me hacen una fiesta.

Me dieron miles de gracias, me contaron que gracias a él, a nuestra familia, ellos ahora son importantes terratenientes en el área. Inclusive llegué a conversar, mientras otros traducían, con un señor muy mayor que lo llegó a conocer cuando era niño…luego buscaron fotos de la familia para enseñármelas. Desde allí llamé a Abu Raúl para contarle, y él, sumamente emocionado habló con el hijo del capataz. Luego fui a visitar el hospital, que estaba en reformas en aquél momento puesto que lo iban a convertir en un hospital de mujeres.

Ese momento lo llevo en el alma, pero no llevo todos los detalles en la memoria. Toda la información y las fotos las metí en una computadora que perdí pocos años después. Hoy, casualmente me topé con un vídeo en el que estoy hablando con el Sr. dueño del bar, el esposo de la heredera. El vídeo se escucha fatal pero aquí una foto del vídeo para que puedan ver quién es. Igual algún primo viajero lo puede identificar.

 

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